viernes, 17 de junio de 2016

El procesador

El microprocesador (o simplemente procesador) es el circuito integrado central más complejo de un sistema informático; a modo de ilustración, se le suele llamar por analogía el «cerebro» de un computador. El procesador es un microchip que se encarga de tratar los datos que se necesitan para realizar las funciones del ordenador. Para ello se vale de miles o millones de elementos llamados transistores. La combinación de estos últimos permite llevar a cabo el trabajo que tenga encomendado el chip. El procesador ejecuta programas a partir de un conjunto de instrucciones, se caracteriza por su frecuencia, es decir la velocidad con la cual ejecuta las distintas instrucciones. Esto significa que un procesador de 800 MHz puede realizar 800 millones de operaciones por segundo.


La placa madre posee una ranura en la cual se inserta el procesador y que se denomina socket del procesador o ranura. Dado que el procesador emite calor, se hace necesario disiparlo con el fin de evitar que los circuitos se derritan. Esta es la razón por la que generalmente se monta sobre un disipador térmico (también llamado ventilador o radiador), hecho de un metal conductor del calor (cobre o aluminio) a fin de ampliar la superficie de transferencia de temperatura del procesador. El disipador térmico incluye una base en contacto con el procesador y aletas para aumentar la superficie de transferencia de calor. Por lo general, el enfriador está acompañado de un ventilador para mejorar la circulación de aire y la transferencia de calor. La unidad también incluye un ventilador que expulsa el aire caliente de la carcasa, dejando entrar el aire fresco del exterior.


Los procesadores que encontrarás en el mercado son INTEL y AMD.  Los procesadores INTEL son más estables y duraderos, se calientan menos y, por lo tanto, no requieren disparadores y ventiladores grandes. La ventaja de los procesadores AMD es el precio.  INTEL ofrece un mayor rendimiento comparando micros de igual velocidad (por supuesto nos referimos a los Core 2 Duo y superiores, en el resto de la gama es al contrario), pero sólo cuando se le exige el máximo, ya que las diferencias en general no son demasiado altas y se salen de las prestaciones que va a necesitar el usuario medio. Lo cierto es que este extra de rendimiento nos cuesta un dinero (bastante), que es al final lo que debemos decidir, si para nuestras necesidades nos compensa ese desembolso extra.

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